Se entiende por purines zootécnicos el conjunto de residuos producidos por los animales de cría compuestos por las deyecciones sólidas y líquidas, los materiales de origen vegetal usados como cama, el agua de bebida y lavado, y también los restos de alimentos no consumidos.
Todo ello representa una gran fuente de riqueza para la fertilización de los campos, pero cada agricultor también sabe que la eliminación de los residuos zootécnicos puede representar un problema, especialmente si la relación entre la carga de ganado y la superficie agrícola excede la capacidad de los cultivos para absorber los nutrientes contenidos en los purines, con consecuencias negativas sobre la calidad del medio ambiente y de los acuíferos. ¡Vamos a entrar en detalle!
¿Cómo se clasifican los residuos zootécnicos?
Los residuos zootécnicos están sujetos a la normativa que hace referencia al Decreto Legislativo nº152 del 2006, en el cual se han fijado los criterios y las normas técnicas para la utilización agronómica de efluentes de cría, aguas residuales y digestatos, con el fin de permitir que las sustancias nutritivas contenidas en ellos desempeñen un papel útil para el suelo agrícola, realizando un efecto fertilizante, enmienda, riego, fertirrigación o correctivo.
En general, pueden ser clasificados según tres macrogrupos, que en base a su consistencia entran en los residuos palpables (residuos sólidos que pueden crear montones) o en los residuos no palpables (líquidos que deben ser almacenados en contenedores específicos):
- Efluente de cría: residuos alimentarios, pérdidas de abrevadero, aguas de conducción de las deyecciones y materiales lignocelulósicos utilizados como cama;
- Purines: lixiviados de las estercoleras, líquidos de escurrimiento de los forrajes, aguas de lavado de las estructuras, equipamientos e instalaciones zootécnicas;
- Estiércol: estiércol y parte sólida de las deyecciones animales que deben ser sometidos a deshidratación y compostaje.
¿Cómo debe realizarse la eliminación de los purines zootécnicos?
La gestión de los residuos zootécnicos está regulada no solo por normas nacionales, sino también por normas regionales y comunitarias que tienen el objetivo de prevenir la contaminación del medio ambiente por nitratos de origen agrícola. Se ocupan sobre todo de la protección de los acuíferos superficiales y subterráneos, cuya contaminación es causada por los nitratos contenidos en los efluentes zootécnicos que se disuelven al contacto con el agua. Inicialmente el nitrógeno contenido está presente en bajas concentraciones pero posteriormente aumenta a causa del contacto con el oxígeno atmosférico, llegando incluso a contaminar el agua con cantidades superiores a 50mg/l, haciéndola no potable.
El método mejor para el tratamiento de los residuos zootécnicos prevé la separación entre la parte sólida y la líquida, lo cual debería formar parte de las buenas prácticas de todos los agricultores, de modo de obtener dos fracciones, una clarificada y una concentrada, y poder así aprovechar de manera correcta y eficiente sus potencialidades. La primera fase del tratamiento debería prever la digestión anaeróbica, que permite la recuperación de energía renovable y la estabilización y desodorización de los purines, solo después se pasa a la separación sólido-líquido: la parte sólida se almacena y luego se destina a uso agronómico para restablecer la fertilidad de los suelos; la parte líquida se somete a un tratamiento aeróbico para reducir la concentración de nitrógeno y después del almacenamiento de algunos meses puede ser destinada a la fertirrigación en suelo agrícola.
¿Qué obligaciones y prohibiciones deben ser respetadas?
Obviamente, se han previsto unas reglas estrictas a respetar en la eliminación de los residuos zootécnicos para evitar cualquier peligro de contaminación. Por ejemplo, la parte palpable no puede ser esparcida en los bosques, en las áreas de cantera, sobre terrenos helados o nevados, cerca de los acuíferos o a menos de cinco metros de los cursos de agua; mientras que la parte no palpable no puede ser vertida cerca de los centros habitados, de los cursos de agua, sobre cultivos forrajeros antes de la siega, o en contacto con productos destinados al consumo humano.
Por eso, incluso durante la fase de almacenamiento deben ser seguidas unas prácticas muy precisas: el terreno donde se realiza el depósito debe ser impermeabilizado y debe estar equipado con un bordillo o muro perimetral que permita el acceso de los vehículos y con pendiente tal que conduzca el lixiviado hacia las balsas de recogida, además el estiércol no puede ser almacenado por un tiempo superior a los 90 días y la altura del montón no debe superar el límite establecido.
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Usualmente los purines zootécnicos no palpables después de ser tratados son recolectados en balsas, en contenedores o en sacos tapados para reducir las emisiones en la atmósfera de amoníaco, en espera de ser distribuidos a través de los conductos de riego en los terrenos agrícolas.
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